21 de abril de 2009

En memoria de mis perros caídos


Desde que tengo uso de razón sé que la vida de perro no es la más fácil de llevar. Hay que tener suerte para vivir bien, en especial si te adoptan para ser parte de una familia.
Bueno, me presento: Me llaman laika, pero de cariño me dicen laikita. Tengo 7 años, y soy del signo capricornio. Cuando nací un señor me llevaba entre sus brazos con mis hermanos hasta que un señor, mejor conocido como “El papi”, perteneciente a la familia Casco, me llevó a su manada.

Me mimaron bastante, y puedo decir que hasta el día de hoy –creo que por ser la más querida de la casa-, me siguen mimando. Durante mis 7 meses dormí con mis “papis”, y de grande cuando me presentaron a max, mi difunto marido, dormí en la terraza. La historia que voy a contar no es personal, pero es parte de la vida de otros perros que no han tenido la misma suerte que yo.

Cuando llegue a casa conocí a la “nena”, una amiga perra que era mayor con 2 años. Con ella crecí y me enseño como cuidar en las noches ruidosas. A la vez max se ponía más gruñón y nadie podía con él. Era muy arrebatado. Muchas veces se lanzó del segundo piso para morder a la gente negra. Parecía no gustarle. Pero cuando cumplió tres años la familia decidió dormirlo, pues los límites de su agresividad habían dejado a nena con un agujero bastante grande en su cuello e imposible de curar.

Sin embargo, en su ficha delictiva también estaba shishi, la chihuahua que murió entre sus colmillos. No la soltó hasta que ella dejó de respirar. La decisión estaba lista y un veterinario, como la familia lo llamaba, llegó en una moto con un maletín. Sacó unos líquidos y una inyección. Amarraron las patas de nena y max y empezó a inyectarles.
Nena fue la primera en morir, está decisión se hizo porque la herida que le causó max se le infecto demasiado y no tenía remedio. A parte su moquillo terminal estaba avenzado. Max fue el segundo, murió lento y en presencia de la llegada de mi ñaña María, que no dejaba de llorar.

La familia no salió a jugar conmigo esa tarde, sólo me acariciaban y me besaban. Yo tenía miedo al señor con mandil blanco que empezó a venir las siguientes semanas a ponerme vacunas. Sin embargo, a mí no me paso nada, al contrario me sentí mejor y con muchas ganas de comer. Finalmente, dejo de hacernos las visitas.

Dos años después llegó los pequeños bebes: “cheffsito”, y “muleca”, ambos hermanos de una perra vecina que murió por comer en las calles. Jugábamos a lo grande, muchas veces les di mi leche para que dejen de llorar. Dormieron conmigo hasta el año. Sin embargo, la tragedia llego al hogar de nuevo, pues ambos peleaban mucho y como resultado de sus agarres, sangraban. Mi mamá Narcisa decidió que uno debía irse por el bienestar de la familia. Muleca fue la elegida para que se fuera a otro hogar. Más tarde me entere por María que estaba en casa de una tía lejana y que la trataban muy bien.

Un año después, la familia trajo a dos perrunas más. Su historia era muy triste. Fueron abandonadas en un terreno, y estaban mal de salud. Mi familia las llevó al veterinario y las dejaron como nuevas. Estuvieron conmigo 5 meses, pero el trabajo de cuidar a cuatro no alcanzaba en la familia. Bueno, eso decía siempre mi “mami de dos patas”. Su decisión fue el de regalar a Ramsy a una familia.

Después, sólo fuimos tres: El cheff, la pompa y yo. Todo súper bien hasta la mañana del 19 de abril, que por jugar pompa cayó en el tanque de agua y por ser muy pequeña no pudo salir jamás. Yo la verdad, pensé que jugaba hasta que dejo de nadar y su cuerpo empezó flotar. Yo calladita, pero cuando la ñaña María subió y desesperada empezó a gritar y ha llamar a la familia entendí que algo malo le sucedió. La familia, después de los reclamos de unos hacía otros, tomaron su cuerpecito frio y la envolvieron en una tela. La sacaron de la terraza y de nuestros ojos.

Luego, subieron y empezaron a mimarnos mucho, algunas veces mi ñaña María suspiraba y miraba hacía la calle silenciosa. Esa tarde tampoco jugamos…






Ramsy fue enviada a un nuevo hogar. Actualmente sigue ensuciandose en las paredes después que la bañan.









Está es la última foto de pompa. Ella murio ahogada en el tanque de agua. Aún la familia Casco lo lamenta











La foto muestra a laika, la perra grande, jugando con pompa y ramsy en un fin de semana.

5 comentarios:

  1. que chevere poder contar como si fuera tu mascota la que estuviera contando, y que pena lo de pompa... chevere relato, si tienes otro perrito me lo regalas??

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  2. por si el otro coment no llegó... me parece chevere que la forma de contar sea la de tu mascota, y que pena lo de pompa, debe ser terrible la vida de los perros que no tienen casa y un hogar donde les den todo el cariño!!! chevere relato... visitaras mi blog..

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  3. Hola
    Antes de nada fue una historia muy hermosa y verdadera la pompita fue muy querida en la nuestro hogar. Lo unico que les puedo decir es que si tienes un animalito este tiene que ser muy querido en tu casa y tratado con mucho amor y sobre todo respeto pilas esta hsitoria es para meditar.TE QUEREMOS POR SIEMPRE POMPITA......... Att: ANABEL

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  4. siempre crei que las personas que sienten sensibilidad ante los animales, son las mejores personas. Gracias por comprenderlos y unirte al clan, pero lastimosamente nos quedan muchas personas a quienes hay que difundirles el mensaje. Me imagino la Pompa ya le conocío al Rex, Jack, Peluso y al Bebé, mis mascotas que también se fueron. Bien pepi.

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  5. SOY COMPAÑEROS FIELES ES TRISTE NO CONTAR CON ELLOS EN ALGUN MOMENTO POR CUAL QUIER SITUACION

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