10 de septiembre de 2007

El fantasma de la Mega


El edificio esquinero de la Av. 12 de Octubre y Colón de modelo puntiagudo y antiguo tiene muchos años de construcción. Varios departamentos funcionan en ese lugar. La radio la Mega, es uno de esos. Funciona hace tres años en el cuarto piso, y se sube a través de un ascensor. Las gradas son descartables cuando se trata de llegar rápido al punto de encuentro de las entrevistas con Patricio Borja. Conocido mejor como el radiodifusor Pato Borja, es quién anima en las tardes con historias de recuerdos. Desde las 17:00 hasta las 19:00 el show del Pato 2pm empieza. Su singular música del "amigo fiel", y la lectura de las opiniones que recibe de sus radioescuchas.

Los micrófonos, la computadora con los textos, las cuñas rápidamente se preparan anteriormente para el programa. Detrás de toda la animación hay un equipo que ayuda a seguir adelante con la producción. A fuera está el personal trabajando. Juan Carlos, el encargado de los asuntos financieros; Doña Cecilia, la dama que contesta los teléfonos eficientemente; Roddy el guardespaldas que busca la seguridad y la organización de la Mega.

Todos ellos con la llegada de nuevos jóvenes pasantes forman una gran familia junto con el huésped misterioso que está presente: "el fantasma de la Mega". Los testimonios lo hacen ser parte del grupo, pues se han acostumbrado a su presencia.

Los nuevos pasantes que acuden a este departamento son los que siempre se asombran y buscan entre las sombras la verdad de los testimonios. Incredulos, nerviosos, o simplemente curiosos quiéren verlo por sus propios ojos. Buscan entre el reflejo de los cuerpos en las ventanas oscuras, en las fotos tomadas recientemente o en las sombras del computador. Señales que confirmen su presencia.

Fantasma sin rostro, sin sexo, sin edad juega con los equipos de producción, con las luces, con las personas. Los fines de semana en las noches, especialmente los sábados, juega con ser el locutor de la Mega.

Roddy es el que más cree de su presencia. Con temor y respeto relata su contacto. >>Un sábado en la noche, tipo 10, pase por aquí y me sorprendió ver las luces prendidas<<>

Paqueo el carro, corrió donde el guardia y le pregunto: ¿Alguien subió al cuarto piso?
- No, nadie, respondió el guardia.

Roddy salio a la Av. 12 de Octubre. Cruzó la calle y confirmó su locura. Las luces estaban prendidas.

Enseguida, pensando que alguien olvido apagarlas subió el ascensor con las llaves en las manos, pero al llegar no vio nada. Las luces estaban apagadas.

Roddy tomó fuerzas, respiró profundo y con la linterna de su llavero fue iluminando todos los lugares hasta acercarse al interruptor. Nuevamente lo recorrió. No había nadie, pero sintió un viento desolado. La piel de su cuerpo se le enfrió. Miro a la ventana que estaba en frente de él. Vio dos sombras. La una se movía al son de su cuerpo,pero la otra solo estaba estática acompañando a la sombra viva de su cuerpo.

Roddy no dijo nada. Poco a poco sus pies retrocedían hacía atrás con dirección al ascensor. Apago las luces y pulsó el botón que lo llevaría a la planta baja. La puerta se cerro. Al fin se sentía aliviado.

-Me dio miedo- dice Roddy al culminar su relato a las jóvenes pasantes que se encontraban en el penúltimo día de su trabajo.

Tal vez Roddy vuelva a repetir su valentía de encontrarse con ese alguien vacio. Solo que está vez lo hará acompañado.


1 comentario:

  1. Deberiamos escribir una recopilación de los fantasmas de las radios; te tengo otra historia aqui.
    Mueven ratones, se meten con el audio, sombras y mas sombras, suena interesante.
    Me gusta esta pequeña historia, pero porque no decir que soy yo la que queria verle al ser extraño con mis propios ojos. Mi nombre es Andrea Medina, no la "pasante".
    GRacias por tu historia socia obligada, te invitare para que escribas la de aqui. Besitos

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