31 de agosto de 2008

La casa de la Discordia


La casa vacía, como muchos vecinos del barrio de las Acacias de Carapungo la conocen, no tiene dueño. Hace 19 años, su construcción sólo quedó en cuatro paredes y una loza. Sé logro enlucir por fuera y cerrar sus puertas con palos de madera. Sin embargo, su construcción a medias ha causado “la discordia del barrio por el alto problema de la delincuencia”, comenta Narcisa Carrión, vecina del sector.

Otro de los problemas de la casa es que no sólo es el escondite de pandilleros sino de objetos robados- añade Carrión mientras recuerda que en varias ocasiones los vecinos han llamado a la policía para que inspeccionen el lugar. “Aunque sólo una vez, los policías pudieron capturar a alguien porque tienen la suerte de irse antes que vengan”.

Gilberto Altamirano, presidente del Barrio de las Acacias número uno, comenta que los vecinos no son unidos cuando se trata de la delincuencia. “Nadie sale por más que la alarma suene”. Lo que se piensa hacer ahora –dice- es convocar a una junta con todos los directivos para tomar medidas. Necesitan una Casa Comunal y que esta podría ser la ideal para la reunión de los vecinos.

Sin embargo, los primeros pasos que hará la directiva, para solucionar el problema, es llamar al dueño de la casa por la radio y decirle lo que se piensa hacer en caso de su ausencia. Altamirano tiene las esperanzas de el dueño asome para que pueda hacer algo al respecto.

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