31 de agosto de 2008

Los que esperan


De lunes a domingo, desde las seis de la mañana, un grupo de trabajadores recorren la parada principal de Carapungo. Esperan ser contratados en cualquier oficio para abastecer con algo para su hogar. En sus mochilas tienen todo lo necesario. El metro, la plomada, el combo, la punta, la mordaza, el serrucho…
Esperan toda la mañana y, con algo de suerte, pueden ser contratados. Aproximadamente entre 80 personas llegan a la parada, pero sólo el 25% encuentra un trabajo de corto plazo, dice Alberto Chimpataxi, maestro sin trabajo, que espera alguna “chauchita”.
A pesar que es sábado, y el sol empieza a ocultarse, no pierde la fe de tener algo de suerte, pues tiene que mantener su hogar. Comenta que tiene un hijo en la Universidad y necesita pagar sus estudios.
El como muchos llega a este lugar cuando se queda “sin camello”. El problema está –dice Chimpataxi-, el aumento del precio en el hierro. Carlos Mesias, compañero de espera, comenta, con poco de recelo, que necesitan trabajo y que el gobierno debe ayudarlos para que el hierro baje de precio.
Mesías, se encuentra en la parada desde hace 15 días y puede realizar varios trabajos como cerámica, plomería, pintura, pero si alguien le necesita en otra obra improvisa. Comenta que su último trabajo fue ser auxiliar de trabajo de una construcción. “Lo malo de estos trabajos de corto plazo es que en la mayoría de veces nos pagan mal, pero no importa, con otro trabajito puedo completar lo que falta”, asegura.
El mínimo de sueldo que ganan a la semana es entre 60 a 90 dólares. Eso, si la suerte esta de su lado.

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