4 de octubre de 2009

Aquella noche de octubre


Una luna clara y estrellas encendidas, el cuadro perfecto para contemplar la vida. Aquellos momentos donde el ser humano se silencia para tomar aliento de la brisa tenue. Sí, ahí estoy parada en aquel balcón. Contemplando lo que para otros no es enserio: una noche común de octubre y una mujer despierta con ella.

Miro con los ojos cerrados aquellos recuerdos donde la vida fluye constante y sin prisa. Sutil al tiempo, a los sentidos, a las mil sonrisas escondidas. Ahí, en medio de memorias cortadas, donde mi vida sólo es el rostro de mi madre, la imagen de mis manos y mi juguete preferido, están los reflejos de niña: ¡Hay que hermosa es la niñez, las colaciones del jardín y las pinturas con papel!

Han pasado 22 años y sigo pensando en ese ayer. Aquel que todos tienen y no olvidan. Aquella capsula del tiempo que se plasma en los reflejos. Aquel recuerdo que nadie te lo quita. Sólo que ahora la vida se siente más libre como la brisa de está noche. La libertad es más profunda, mis decisiones más claras y mi madurez más prudente.

Aquella noche de octubre, mientras viajaba por las nubes de los sueños y los pies bajo tierra, me relacione contigo, realidad.

1 comentario:

  1. Que hermosos pensamientos, da nostalgia y a la vez una postura frente a la vida, frente a la nueva etapa que estamos viviendo...

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