Bueno,
según mi profesor de teatro no se debe aprender de memoria sino
leerlo cientos de veces. En los repasos, mientras prácticas con
acciones, el texto poco a poco irá cobrando vida.
Recomendación:
cualquier libreto que se entrega al actor debe empezar a tener
forma. Es decir, si tienes un personaje en un texto, se debe empezar
por darle un nombre, una personalidad, una vida propia (si no lo
tiene). Hasta conocer, por ejemplo, que color de camisa le gusta,
dónde estudio, con quien vive.
Luego,
si es monólogo, como es mi caso (que debo aprender para salir en
escena), se tiene que crear el escenario. Para poner en práctica,
muestro a continuación mi pequeño monólogo.
Voy
a matarla, ¿sabes?
Pienso hacerlo. La mataré a ella y luego te mataré a tí. Sistemáticamente. Con cuchillos muy afilados. Con dos cuchillos distintos. Uno para ella y el otro para tí. Para que la sangre no se mezcle. Aunque a ella voy a torturarla antes. A tí no. A tí te mataré de repente. En mitad de un beso, probablemente. Justo cuando creas que ya todo a pasado. Justo en el momento en que pienses que has conseguido engatusarme. Entonces morirás.
Pienso hacerlo. La mataré a ella y luego te mataré a tí. Sistemáticamente. Con cuchillos muy afilados. Con dos cuchillos distintos. Uno para ella y el otro para tí. Para que la sangre no se mezcle. Aunque a ella voy a torturarla antes. A tí no. A tí te mataré de repente. En mitad de un beso, probablemente. Justo cuando creas que ya todo a pasado. Justo en el momento en que pienses que has conseguido engatusarme. Entonces morirás.
Pese a que es muy
corto, debo empezar a dibujar a mi personaje, como recomienda mi
profesor de teatro Ivan Morales.
La mujer que habla
en ese monólogo se llama Penelope Diaz, tiene 35 años, y es una
apasionada amante. Es sexi, y tiene una doble vida, pues es soltera y
vive a la espera de un hombre que es casado y con un hijo.
Esa tarde, ella
entra cansada y afligida a la cocina. Enojada grita: “Voy
a matarla”.
Se refiere a la
esposa de su amante, Santiago León. Un hombre que le ha prometido
solo mentiras, pues pese a que por varias ocasiones le prometió
separarse de su mujer, no lo ha hecho. Pero Penelope la odia. La
odia, porque es su esposa, y pese a que no es tan hermosa, vive llena
de lujos.
Cuando Penelope
termina la frase (“Voy a matarla”), piensa en voz alta. Dice que
piensa cometer un doble asesinato. Esta cansada de sufrir.
Mirando en la mesa
los cuchillos dice como lo hará de manera sutil.
“La
mataré a ella y luego te mataré a tí. Sistemáticamente. Con
cuchillos muy afilados. Con dos cuchillos distintos. Uno para ella y
el otro para tí. Para que la sangre no se mezcle. Aunque a ella voy
a torturarla antes”.
En ese momento,
mirando la fotografía de su amante y su actual esposa, se seca sus
lágrimas y dice:
“A
tí no. A tí te mataré de repente. En mitad de un beso,
probablemente”.
Lo siguiente que
hace Penelope, es besar la fotografía. Un beso directo a la boca de
su amante Santiago. Una simple imagen, donde se lo ve sonriente y
sin mayores preocupaciones.
Una sonrisa
premeditada y burlona separa la tristeza de Penelope para terminar su
venganza.
“Justo
cuando creas que ya todo a pasado. Justo en el momento en que pienses
que has conseguido engatusarme. Entonces morirás”.
Bueno, dando color a
este monólogo, cualquiera quisiera interpretar a mi querida
Penelope.
¡Ah, la creación del personaje! El trabajo más intenso y hermoso del actor. Es el momento en que podemos entirnos dioses, con esa capacidad de crear a un ser humano, con toda su tridimensionalidad.
ResponderEliminarSi gracias Nims, en verdad me sentí una Diosa escribiendo esto.
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