11 de junio de 2009

Juan Pío Montúfar


“Un realista convencido de los pensamientos libertarios”.

Juan Pío Montúfar, II Marqués de Selva Alegre – “Tenía la frente tersa y el cabello ensortijado hasta los hombros. Ojos claros y serenos, y nariz aguileña. Su hermoso rostro reflejada franqueza, altruismo y lo lento pero acertado de su juicio”, para el biógrafo Neptalí Zuñiga, y “un realista convencido” para el historiador ecuatoriano Efrén Avilés Pino- nació en Quito el 29 de junio de 1.759. Hijo primogénito del I Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar y Frasso, de origen español y perteneciente a la Orden de Santiago y de Rosa de Larrea y Santa Coloma. Sus hermanos, Pedro y Rosa Montufar, también fueron próceres de la Independencia.

Escucha un poco más de su historia en:

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Juan Pío Montúfar tuvo fina educación, tanto que se había ganado el respeto y estimación de todas las clases. Estudió en el seminario de San Luís de Quito. Muy joven cursó Gramática Latina y aprendió latín. Desde los 16 años trabajó en varias haciendas familiares. Como amante de las bellas artes, coleccionó gran número de obras de científicos, artistas escritores, llegando a tener en Quito una de las más valiosas bibliotecas de su época. “Su dinero –dice el Padre Vicente Solano-, estaba a disposición de sus amigos y de los necesitados; podía haber sido rico y murió pobre”.

En 1.792 estuvo en Bogotá y visito a su amigo Eugenio de Santa Cruz y Espejo, patriota reconocido en la historia como “el más formidable agitador del Nuevo Mundo” por sus grandes ideas revolucionarias, y que al momento estaba desterrado de su patria. Montúfar, amigo incondicional y admirador del talento de Espejo, le había ayudado económicamente y con influencias en varias ocasiones, al punto que en 1.794 pagó la distribución de las banderas revolucionarias que aparecieron en varias esquinas de Quito. Por esa razón, Espejo escribiría de él de la siguiente manera: “Este joven, más ilustre por sus virtudes patrióticas que por el esplendor de su cuna, me honró desde su niñez con su amistad”.

En 1.783 fue alcalde de Segundo Voto del Cabildo y adquirió por remate, a través de la Junta de Temporalidades, las propiedades y el obraje de Chillo que habían sido de los jesuitas. Efectivamente, la hacienda de los Chillos de Montúfar, fue el sitio para recibir a varios idealistas como José Mejía Lequerina, Francisco José de Caldas, Alexander Von Humboldt, entre otros personajes de la historia, para discutir los gravísimos acontecimientos políticos por los que atravesaba España. La primera reunión patriótica para declarar el “Primer grito de Independencia en América”, se realizo el 25 de diciembre de 1808 en el “Obraje de Chillo”, actualmente conocido como Valle de los Chillos. Entre algunos de sus ideales aspiraban tener una Junta Soberana y Suprema en el destino de Quito, la implantación de un gobierno criollo, propio de las circunstancias que atravesaba el siglo XIX, en las cuales imperaba la opresión entre “chapetones” y “criollos”.

Montufar, partidario de una monarquía tipo constitucional inglés, y por sus lecturas y amistas con Eugenio Espejo estaba siempre enterado de los últimos sucesos europeos y de la revolución francesa. Deseoso por el bien de la Patria siempre participó de ideas políticas, principales razones para ser denunciado por complot y apresado con otros patriotas el 9 de marzo de 1.809. Sin embargo, por falta de pruebas recuperó su libertad pocas semanas después.

Durante sus visitas a Quito, estuvo enterado de todos los pasos de los patriotas, pero mientras se finalizaba los toques del proyecto de revolucionario, ciertas discrepancias hicieron que Juan Pío Montúfar dejara Quito y que se dirigiera a su hacienda Los Chillos. Motivo para no ser participe de la reunión celebrada la noche del 9 de Agosto en la casa de Manuela Cañizares, al lado del Sagrario.

En la madrugada del 10 de Agosto de 1.809 se realizó el golpe de estado instalándose la Junta Suprema Gubernativa de Quito, estructura a raíz del Primer Grito de la Independencia, donde enseguida Montúfar asumió la presidencia. Cargo que le constituyó en el Primer Presidente de Hispanoamérica libre.

Lamentablemente, su actitud en el cargo como dirigir comunicaciones secretas al Virrey de Santa Fe, pidiéndole no tomar medidas contra los quiteños a tiempo que hacía perseguir a los realistas, y dándose cuenta de la gravedad de la situación política –militar renunció el 22 de septiembre. Para los próceres su actitud correspondía a una traición.

El 12 de Octubre se decidió la reposición de Ruiz de Castilla, no como Presidente de la Audiencia sino de la Junta de Gobierno, quien el 4 de diciembre ordenó la captura de los patriotas. Juan Pío Montúfar logró escapar. Los próceres capturados por las tropas enviadas de Lima fueron masacrados el 2 de Agosto de 1810.

Juan Pío Montufar fue perseguido y confinado en Loja. En 1818 viajó a España y murió cuatro años después.

Aprovechando el año del Bicentenario sería bueno hablar de algunos próceres de la Independecia, y por qué no de alguién no tan conocido en la historia del Ecuador. Aunque les invito a consultar a este personaje que para el historiador Efrén Avilés Pino, no fue prócer de Ecuador sino de España.

Escucha la entrevista realizada por María José Casco a Efrén Avilés Pino, miembro de la Academía de Historia del Ecuador

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Conoce de otros próceres del Ecuador con mis amigos bloggeros:

* Eugenio Espejo

* José Mejía Lequerica

* Manuela Espejo

* Manuela Cañizares

3 comentarios:

  1. Es muy importante difundir la información de nuestros próceres y héroes que lograron llevar a cabo la ardua tarea de independizar a nuestra patria. Gracias por tus entradas porque son de lo más interesantes...

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  2. Juan Pío Montufar lideró un movimiento que no nos independizó.. al contrario, le juró fidelidad al rey de España (fernando).. por favor no pierdan objetividad
    Saludos Cordiales
    Álvaro Dávila

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  3. ...estoy resuelto con toda sinceridad y comprometido reservadamente con su Excelencia bajo palabra de honor de hacer todos los esfuerzos más vigorosos para que se le haga justicia a su mérito, reponerlo a su puesto y reconocerlo públicamente como a jefe legítimo, cediéndole gustoso el lugar superior que se me dio contra toda mi resistencia (Manuel María Borrero.- Quito: Luz de América, p. 57-59)
    ésto fue lo que Montufar escribió en un oficio al Presidente de la R.A de Lima poco tiemppo después de haber asumido el cargo de presidente de la Junta Soberana.

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