Conoce un poco de la sinopsis de la Película:
Alfaro es derrocado por última vez y exiliado a Panamá, de donde no debe volver por pena de hallar la muerte desafortunada. Pero Alfaro vuelve, una vez más. La última. El comercio y la banca costeña con el gamonalismo serrano progresista, se apoderan del Estado que ha hecho la revolución y excluyen de manera definitiva el macheterismo popular y a la iglesia feudal. Se exorciza la revolución arrastrando y quemando media docena de guerrilleros entre los cuales el pequeño y anciano cuerpo de Alfaro expía la sangre, el terror, el fanatismo, el radicalismo de un tiempo conmovido en sus cimientos y sobre cuyas ruinas titubea el nuevo tiempo.
…El tren de Alfaro se comienza a oxidar desde el otro día de su inauguración. Exportar frutos y materias e importar elaborados es todo el proyecto donde no cabe el tren, ni la industria, ni la producción nacionales.
Yendo a la muerte en el mismo tren que quiso para la vida, Alfaro recuerda las escenas casi esperpénticas de la revolución y el empecinamiento épico del tren más difícil del mundo. En el gobierno, Leónidas Plaza, guerrero profesional, libre de toda ilusión, es el objetivo y lúcido ejecutor del proyecto liberal correspondiente y adecuado al pequeño y enredado país metido en el comercio internacional.
Desde su despacho, haciendo el contrapunto, Manuel J. Calle, masca la frustración de la clase media que soñó en controlar la burocracia de la utopía: con libertad, fraternidad e igualdad.
Su anagnórisis o reflexión final del drama concluye unificados en una renta nacional: el diezmo, el tributo de indios, la aduana y más ganancias dispersas de los feudos señoriales asimilados; sirve ya, todas ellas a la exportación y la importación. Por tanto, nada puede impedir, al fin, que la utilidad general desemboque en la banca. Resultado inevitable de todas las revoluciones de la historia.
Un periodista-personaje ficticio- sobre la misma hoguera prendida por el fanatismo y el grito sempiterno de la fe democrática del pueblo llano: ¡Viva Alfaro Carajo!
…El tren de Alfaro se comienza a oxidar desde el otro día de su inauguración. Exportar frutos y materias e importar elaborados es todo el proyecto donde no cabe el tren, ni la industria, ni la producción nacionales.
Yendo a la muerte en el mismo tren que quiso para la vida, Alfaro recuerda las escenas casi esperpénticas de la revolución y el empecinamiento épico del tren más difícil del mundo. En el gobierno, Leónidas Plaza, guerrero profesional, libre de toda ilusión, es el objetivo y lúcido ejecutor del proyecto liberal correspondiente y adecuado al pequeño y enredado país metido en el comercio internacional.
Desde su despacho, haciendo el contrapunto, Manuel J. Calle, masca la frustración de la clase media que soñó en controlar la burocracia de la utopía: con libertad, fraternidad e igualdad.
Su anagnórisis o reflexión final del drama concluye unificados en una renta nacional: el diezmo, el tributo de indios, la aduana y más ganancias dispersas de los feudos señoriales asimilados; sirve ya, todas ellas a la exportación y la importación. Por tanto, nada puede impedir, al fin, que la utilidad general desemboque en la banca. Resultado inevitable de todas las revoluciones de la historia.
Un periodista-personaje ficticio- sobre la misma hoguera prendida por el fanatismo y el grito sempiterno de la fe democrática del pueblo llano: ¡Viva Alfaro Carajo!
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